Ya os he comentado en más de una ocasión que hubo un momento en mi vida en Madrid que soñaba con el mar.
Necesitaba volver a mi tierra y re conectar con esa inmensidad que me proporcionaba las olas, los sonidos y los diferentes colores de la playa del Levante.
Cuando llegué a Alicante, Jandro me recogió en la estación de tren y fuimos directos a una pequeña tienda de souvenirs de Guardamar, un pueblo costero del Sureste de España.
El dependiente me vendió aquello que me llevaba rondando en mi cabeza durante todo el viaje desde que cogí el tren. Un enorme pañuelo para poner en la arena para acostarnos boca arriba y respirar el aire puro que provenía de esa brisa marina que tanta paz nos aporta siempre. Y eso hicimos.
La conexión que sentía al pisar mi tierra era tan grande que no podía estar más agradecida de todo lo que me brindaba eso que no había dado valor años atrás. El mar, la brisa y yo, éramos felices. Sumergida en esa unión tan potente me di cuenta de lo poco que había apreciado lo que durante tanto tiempo tuve a mi alrededor y que fue nublado por las calles urbanas de Madrid.
Esto no quita que Madrid me encante y eche de menos en infinitas ocasiones, pero sí creo que es una ciudad que con el bullicio, la masificación y el consumismo extremo, nos ciega de lo que es verdaderamente importante para el ser humano, como una simple brisa que te ayude a conectar con lo verdadero y profundo que es de lo que formamos parte: la tierra.
Y ésta se compone de tantas cosas fascinantes… que no somos ni una cuarta parte conscientes de todo lo que atrae, genera y aporta. El mar, la montaña, la fauna marina, los mamíferos, las aves, los amaneceres, atardeceres, los sonidos, la fuerza y la entrega del planeta.
Y es que, a partir de que puse pie en mi tierra, lo único de lo que tenía ganas era de indagar más sobre esa conexión profunda. Por eso, me formé en Mindfulness, Yoga y Yoga Nidra. Por eso, los retiros han ido orientados siempre a la naturaleza y todo lo que ésta nos podía ofrecer.
Comencé con pequeños gestos en mi casa, reciclando y dando importancia al cuidado de la luz y el agua. Pero lejos de saber las consecuencias que mis actos podían generar, sabía que aún me hacía falta removerme aún más la conciencia. Por mensajes subliminales que obtenemos en los medios de comunicación, a veces sentimos que esto de cuidar el medio ambiente, no es función nuestra. Y nada más lejos de la realidad. Nuestros actos traen consecuencias, y un pequeño gesto, puede marcar la diferencia.
Así que, a día de hoy reciclo papel, plástico, cristal y orgánico. No consumo botellas de agua sino que lo hago a través de la Jarra de Alkanatur. Intento, en la medida de lo posible, comprar en los Mercados y hacerlo con bolsas de tela y no de plástico. Tengo cuidado con el gasto del agua y de la luz. Y me duele ver cómo los seres humanos dejamos tanta basura en el campo o en la playa. Aún me falta mucho por aprender y hacer, pero estoy iniciándome a formar parte de ese porcentaje que sí da valor a lo que hoy por hoy nos da una buena forma de vivir. De lo contrario, de aquí a unos años, todo puede haber cambiado mucho.
Mantra que me grabo a fuego esta semana es:
ME CONCIENCIO DE LA IMPORTANCIA DE LO QUE ME RODEA
Así que, con todo lo que os he contado, no es de extrañar que escribiese para venir al Podcast a Mercedes Martín, Meteoróloga Presentadora de Antena 3 Noticias. Formada en Medio Ambiente y Océanos y divulgadora profesional sobre la importancia y gravedad del Cambio Climático.
Un podcast cargado de información valiosa, sabiduría en cada respuesta y sobre todo una pasión desgarradora por la fauna marina y el medio ambiente.
Sin duda a mi me agitó la conciencia y estoy segura que a más de una lo hará también.
Disfrutadlo.
PD1: Os recuerdo que el PROGRAMA DE AUTOCONOCIMIENTO continúa con un 15% de descuento con el Código: NOEZENVIBES25 hasta el día 01 de Junio.
PD2: He abierto tres plazas para las SESIONES 1-1. Trabajo con un grupo muy reducido de personas porque dado que estoy con muchas cositas, es la única manera de poner atención plena a los que confiáis en mi. :)
Os abrazo fuerte.
Parece que no somos conscientes de que la biosfera puede seguir sin el ser humano... Pero el ser humano no puede vivir sin la biosfera.