Mi transición a los 40 ha sido todo un año de exploración, de sentimientos encontrados, de repaso de mi treintena y de sentir cierta tristeza o cierto desconsuelo al ver que ya no soy una niña.
No es que considerase que tener 30 años lo fuese. Pero éstos últimos 10 años han sido de tanto enriquecimiento y crecimiento personal… que me atormentaba un poco el visualizar los nuevos aprendizajes desde una figura de más mujer. Quizá ya no con la inocencia que me caracterizaba al abandonar los Veintiii y sí con la sabiduría y experiencia que al final he ido adquiriendo con el paso de los años.
Supongo que en cierta manera a todo el mundo le ocurre. Ese momento de inflexión cuando hacemos un cambio específico y determinado en nuestra vida. Y a mi, aunque se me vienen todos esos sentimientos por delante y ha sido un año de mucho recordar, pensar y valorar… también siento una enorme felicidad por seguir creciendo y enriqueciéndome de este espectáculo tan maravilloso que llamamos VIDA.
Ahora soy madre. Ahora soy mujer. Ahora me ocupo de mi familia. Me preocupo por su salud. Valoro el tiempo. Es oro. Mi energía es primordial para ofrecer a los demás lo mejor que tengo de mi misma. La paciencia ha comenzado a ser parte de mi ser. Y la fortaleza se ha enraizado a mi persona como si fuese el mayor de las protecciones hacia lo que hoy para mi es importante: LEO.
Hace concretamente unos años, mi amiga y queridísima Diana, me dijo algo que me marcó profundamente y que nunca le quitaré la razón. El ser madre te da el mayor “power” que jamás hubieses creído tener. Y amiga, qué razón tenías.
Así que, para mi, llegar a lo 40 es especial porque me he hecho esas preguntas tan poderosas que tanto análisis me hace hacer. Me he cuestionado cientos de cosas que nunca me había cuestionado. He sentido la necesidad de quererme como nunca nadie me ha querido, por el bien de Leo. De cuidarme y dar prioridad real a lo que creo que es necesario para “nuestra” estabilidad personal. La de los tres de la casa.
Con el paso de los años, ver el cambio en el ser humano me parece la parte más impresionante que podamos valorar. El cómo envejecemos y cómo nuestras experiencias calan en la vida de otros. Cómo podemos ayudar y colaborar en el crecimiento de los que queremos. Es algo asombroso.
Me encanta que mi cumpleaños sea por estas fechas, porque pongo triple intención a los nuevos ciclos. Nueva edad, nueva estación, nuevo año. Nuevos ciclos y muchas cuestiones.
Mi propósito es hacerme muchas cuestiones, muchas preguntas, sobre lo que quiero, necesito, siento, valoro, amo… y que por favor, nunca deje de hacérmelas.
Así que, como esta va a ser nuestra última charla hasta nuevo año…
Mi aportación de hoy son una serie de preguntas poderosas que me gustaría, las respondieses antes de comenzar el nuevo año:
¿Qué valoración le das del 1 al 10 al año 2023?
¿Qué es lo que te ha llevado a darle esa nota?
¿Desde qué lado te has estado moviendo en este año 2023? ¿Desde lo que sientes? ¿Desde lo que sienten o necesitan los demás?
¿Cuánto valor has dado a tus emociones? ¿Has escuchado a esa vocecilla que te gritaba que quizá no querías o no te apetecía hacer alguna cosa?
¿Cuántas veces has dicho “sí” cuando querías decir “no”?
¿Cómo has gestionado las decepciones? ¿y la aceptación?
¿Cuántas veces has mantenido conversaciones incómodas para marcar tus límites? ¿Cuántas veces las has evitado?
¿Has creado espacios valiosos para ti? ¿has conseguido escuchar-te?
-Aportación final después de responder a tus preguntas-
Indica una intención clara y acorde a lo que sientes para tu 2024
Espero que la entrada al nuevo año sea preciosa.
Que puedas sentir a tu lado a los que no están y disfrutes con los que sí.
Que (te)-ames mucho y abraces fuerte.
Que comas rico y que te cuides también.
Que llores de emoción y te rias con fuerza.
Que hables y escuches a partes iguales.
Que recibas y ofrezcas lo que merece(is)
POR UN AÑO INOLVIDABLE PARA TI.
Con mucho amor y mi infusión favorita que es….
Noelia Duarte