Sanando heridas...
El Sábado estuve en una sesión de Constelaciones familiares. Me pareció muy curiosa porque nunca había estado en ninguna y lo cierto es que me hizo pensar.
Primero, lo mucho que me identifiqué con las personas que estaban constelando. Cómo estas personas habían sufrido y sus heridas les estaban condicionando en edad adulta. Cómo no eran capaces de perdonar a seres queridos por lo mal que lo habían pasado de niñas. Historias con las que empaticé y viajé en el tiempo observando lo importante que es sanar todo lo que nos condiciona y nos hace ser quienes somos ahora.
Tenemos dos opciones, o sanar y que la herida se cierre y deje una cicatriz bien pequeñita porque eso nos hará movernos desde el perdón, desde la escucha, desde la tolerancia y desde el respeto. O bien, girar la cabeza, no enfrentarnos a lo que pasamos en su momento y vivir desde la rabia, el rencor, la ira y la incomprensión.
En esta sesión, la primera persona que consteló se fijó que todo lo que llevaba arrastrando de enfado con su madre no era más que una situación que se había vivido porque la madre estaba repitiendo patrones. Si esta madre se hubiese trabajado como a día de hoy lo hacemos muchas, posiblemente la historia no se habría repetido con su hija. Llegó a la conclusión de que su madre no supo hacerlo de mejor manera, que ella también había sufrido y que los celos o la envidia se generaban por una herida de su infancia.
¿Qué trajo todo eso? Que pudiese tener empatía hacia su madre, que pudiese entender los motivos que la condujo a no hacerlo de forma óptima, que su percepción de niña no tenía nada que ver a lo que se vivió, pero no dejaba de ser su percepción. Y que aunque esté en esa sesión y pueda llegar a grandes conclusiones, el trabajo que ahora le quedaba por delante con su familia, era intenso y largo para poder establecer una buena relación sin esos sentimientos de rechazo.
Hace dos años y medio yo estaba ahí. En las constelaciones no, en terapia de psicología hablando de lo mal que lo había pasado de pequeña y lo poco que entendía todo lo que había sucedido. Fue una terapia compleja y largas conversaciones con mi madre de todo tipo. Hubo enfados, hubo lágrimas, hubo abrazos y hubo perdón.
Ella comprendió que una niña de 10 años no percibe las cosas como un adulto y que a los ojos de ella fue todo por mi bien, o con la intención de siempre querer lo mejor para mi, pero a mis ojos aunque en el fondo sabía que era por eso, todo era mucho más profundo. Sufrí un abandono importante por parte de mi figura paterna, una aceptación forzada de la nueva pareja de mi madre que aunque le quiero mucho no fue fácil, un hermano adolescente que lidiaba con la separación de sus padres y una madre que sufría una ruptura muy complicada, viviendo a su vez un momento agridulce por comenzar una nueva relación.
Es difícil cuando tienes dos hijos que requieren diferentes cosas y que a su vez están procesando múltiples sentimientos encontrados. Yo sentí soledad, desconsuelo y rabia. Y a la vez sentí amor por mi madre, compasión, empatía y relajación. Ya no había miedo en mi casa y eso era suficiente para mi. Un día os hablaré en profundidad de esto que me parece interesante si tenéis hijas sufriendo separación o violencia en el hogar.
Que una niña pequeña acepte diferentes situaciones difíciles, no significa que lo esté llevando bien. Seguramente dentro de ella se está cociendo algo que repercutirá seriamente en su edad adulta. Hablar las cosas e incluso ir a terapia, es necesario. Y si eres esa niña que realmente ha estado ahí. Sea por una separación, sea por lo que sea que te haya afectado en tu infancia, no lo dejes más tiempo. Guardar y ocultar todo eso que llevas dentro lo único que hace es que te afecte más aún.
Si sientes que ya lo has trabajado, sanado y enterrado, no es tu momento. Pero si sientes que lo debes trabajar, no lo alargues más.
Me encantará conocer vuestras historias si me queréis escribir por privado. Muchas ya lo hacéis y me encanta hablar con vosotras.
Si queréis dar un paso más y comenzar con las Sesiones 1-1 PINCHA AQUÍ ABAJO:
SI QUIERES EMPEZAR POR ALGO, EMPIEZA POR TI
Os abrazo fuerte.