¿Somos unas locas?
No sé si os pasa a vosotras pero muchas veces cuando cuento algo de mi pasado entre amigas, luego me quedo con un sentimiento de miedo y culpabilidad.
Hemos normalizado que exteriorizar algo que te ha ocurrido es símbolo de victimismo y cuando lo hacemos, nos encontramos mal por lo que la otra persona pueda pensar. Si encima en eso que te ha ocurrido hay terceras personas, aún te sientes peor por aquello de lo que puedan pensar hacia ellos/as. Y no hablo de criticar, sino de contar algo que te ha pasado.
Pero lo cierto es que, exteriorizar es bueno, porque ves más de cerca lo que te ha ocurrido. Porque lejos de victimizarte es una manera de mostrar algo que quizá para ti ha sido injusto o te ha dolido. No hay nada malo en eso, pero seguimos creyendo que sí.
Cuando contamos algo de alguien, nos da miedo que esa persona se entere que hemos hablado de lo ocurrido (véase por ejemplo una relación de pareja). Aún tenemos ese escudo de protección hacia lo que fuimos, hacia lo que sentías por esa persona, hacia lo que pueda esa persona pensar de ti, aunque hayan pasado 20 años. Y esto ocurre más aún si estás dentro de la relación.
Y eso me hace que pensar. ¿Hasta qué punto hemos recibido el mensaje de “lo que ocurre en casa se queda en casa”? ¿Hasta qué punto hemos normalizado lo de “a nadie le importa lo que te ha ocurrido”? ¿Hasta qué punto hemos aguantado a personas a nuestro lado que nos han generado miedo a hablar, sentir, pensar o percibir?
Ya lo he contado en alguna ocasión, que yo tuve una relación larga y se terminó de forma un tanto traumática, pero no vengo a hablar de mi sino de algunas de las conversaciones que he tenido en sesiones e incluso con amigas.
Las relaciones son siempre bonitas hasta que dejan de serlo, y esos recuerdos bonitos son las que las sostiene. Cuando estás viendo que tu pareja no hace nada por ti, cuando te da largas, cuando te habla mal, cuando utiliza tu confianza para hacerte daño cuando os enfadáis, cuando te tacha de loca, cuando te manipula o cuando no estáis en el mismo punto, me vais a perdonar, pero eso no es amor.
Y os diré que no son ellos (hablo en masculino porque me estoy dirigiendo en femenino a vosotras) los culpables, diría que somos nosotras las responsables de no permitir todo eso.
Cuando yo he sufrido una infidelidad he visto muchas cosas antes de enterarme. Llegadas al día siguiente, mensajes de chicas que no conocía que supuestamente eran compañeras de trabajo, mentiras que sabes que son mentiras…. y lo peor de todo: conversaciones en el que le preguntabas qué era eso qu estaba pasando y la contestación básicamente era “ESTÁS LOCA”.
Cuando he sufrido enfados o peleas con parejas que manipulan la información y echan balones fuera he sido: la rallada, la pesada, la inconformista, la que no entiende nada, la que no tiene conversaciones interesantes, la que por mi culpa él ha hecho tal cosa…
Cuando he mantenido conversaciones más serias en las que quería aclarar algo con una pareja que me está coaccionando: ha utilizado mi confianza (cosas que le he contado de mis miedos, preocupaciones o problemas) para hacerme daño, para hacerme sentir más pequeña, para pensar que de verdad yo tenía un problema y ver lo buena persona que era él que me estaba aguantando…
¿Y sabéis qué pasa? que cuando ocurre todo esto… sigues pensando que son peleas tontas, que alguien así no puede estar haciéndote tanto daño porque en realidad está aguantando a una loca llena de ralladas y problemas, que si piensa en otras chicas quizá es porque tú no vales tanto como ellas, que si sale y no vuelve hasta el día siguiente es porque tú eres una aburrida y él necesita su espacio, que si ves conversaciones, mensajes o cosas raras eres tú la rallada y la que hace mal por mirarle el móvil ya que es su intimidad y tú una irrespetuosa loca del coño.
Esto chicas, genera dependencia, falta de autoestima, falta de respeto a ti misma, estrés, mucha ansiedad, falta de claridad, de amor propio. Vas perdiendo tu luz, vas alterándote más, vas siendo más loca aún. Gritas, te enfadas, estás más nerviosa, no duermes, te desesperas, no entiendes…
Y ¿qué ocurre después? que te crees que esa versión de ti, es real. Y entonces, la rueda se va haciendo cada vez más grande.
Y os diré que ninguna somos santas. Ninguna podemos decir que no hemos hecho nada, porque posiblemente algunas veces seamos nosotras las que cometemos errores, nos enfadamos, nos rallamos tontamente o no sabemos llevar una situación. Pero cuando estás sosteniendo todo lo comentado atrás, es muy difícil gestionar cosas de la vida cotidiana. Es difícil gestionar sentimientos o emociones que puedan llegarte en un instante cuando ya estás cargando con una mochila de rabia y de tristeza de 200 kilos a la espalda.
Yo salí de una relación de mierda. Yo salí de una relación en la que me sentía tonta, humillada, desesperada, acojonada (no por malos tratos sino por que se fuera con otra). Me sentía una loca, una rallada, una incompetente, una mala persona…
Y cuando me alejé de eso, comencé a florecer. Comencé a ver el gran corazón que tengo, lo mucho que quiero a las personas, lo bien que me relaciono, lo deseosa que estaba de vivir, de lanzarme al mundo para hacer cosas bonitas, de lo mucho que valía y lo inteligente que era, sobre todo a nivel emocional… me paré en seco a pensar que quizá eso que pensaba que era, no era así del todo.
Mis relaciones de esos tres años de soltera tuvieron de todo. Chicos que aparecieron y me enseñaron un montón, porque aunque sabía que no iban a ser mis parejas, fueron amigos después. Chicos que supe desde el minuto cero que eso era lo que era y ya está. Pero luego apareció él: Jandro. Que al instante de conocerle supe que sí era la persona para rehacer mi vida.
Cuando observas desde tu propia piel que alguien te saca lo más bonito de ti. O de que los enfados son simples enfados que se resuelven con un abrazo y un te quiero después porque las palabras no están cargadas de odio, reproche o malas intenciones. Cuando ves que reina mucho más la paz y la calma que los gritos y peleas. Cuando ves que saca lo mejor de ti y te apoya en tus decisiones. Cuando ves que se puede tirar horas hablando contigo de la vida y que para nada eres tonta o aburrida. Cuando ves que hay respeto y no mira a otras con ojos de deseo más que te mira a ti. Cuando ves que es un compañero de vida y te hace sentir plena… Ahí SÍ es.
Y sino amigas, es porque no es vuestro momento de comenzar una relación. Es el momento de observar hacia dentro cuánto amor te estás proporcionando tú a ti misma. Cuánto te has olvidado o cuánto has aguantado, aceptado o validado una relación que no debía ser.
Hay miles de formas de vivir una vida. No siempre tiene que ser a través de una relación de pareja. Posiblemente, si es eso lo que quieres, la tendrás. Pero yo te invitaría a que disfrutases antes de ti, de todo lo que la vida te puede ofrecer. Que persigas tus sueños, que seas tu misma, que te comas el mundo, que valores lo que tienes y que observes que el amor se muestra de muchas formas. Saboréalo.
El mantra que me grabo a fuego esta semana es:
SOY AMOR. RECIBO AMOR. OTORGO AMOR.
¿Te has sentido algo identificada con este email?
¿Consideras que tu relación es difícil? por ahí no es
¿Te consideras menos que tu pareja? por ahí no es
¿Piensas que no hace nada por ti, no te valora y te dice cosas que te hacen sentir mal? por ahí no es
¿Cómo te estás sintiendo tú? ¿Te sientes realmente acompañada, apoyada y querida?
¿Crees que piensa en tu bienestar, en tus sentimientos y tus emociones? ¿o echa balones fuera?
Chicas, hoy he querido hacer este email porque llevo viendo mucho tiempo en sesiones estos temas que a mi personalmente me cuesta sacar. Quizá por ser muy respetuosa con mi vida privada y pasada… pero creo que a veces es necesario que veamos que ese camino no es el que más nos conviene y que lejos de ser unas locas, es simplemente que no estamos mostrando la mejor versión de nosotras por sentirnos cohibidas, condicionadas o pequeñas.
En fin, una charlita de mujeres.
Y de charla de mujeres trata el nuevo Epsiodio de hoy con Amaia Echeverría.
Ella es la Directora de uno de los mejores hoteles de España y a parte de ser una profesional de primera, es mi amiga y la admiro con locura.
Nos habla de la mujer líder en este campo de la hostelería que no es nada fácil. Con qué aspectos ha tenido que lidiar y cómo se ha enfrentado a diferentes desafíos en las negociaciones y creación de proyectos.
Una conversación cargada de tips interesantes y sobre todo mucha humanidad, porque si algo caracteriza a Amaia es lo humana que es y lo mucho que piensa en el/la trabajador/a. Admirable y profesional.
Os dejo con el Episodio por aquí que estoy segura que os va a encantar.
Os abrazo fuerte.
P.D: Sesiones 1-1 aquí abajo. No os olvidéis: