Busco desde la lógica en qué momento he podido meterme de nuevo en una espiral de estrés sin ni siquiera darme cuenta.
Llevo una temporada que cada vez que llegan las vacaciones, me pongo mala. Las anteriores veces fueron resfriados transitorios, algo que con un paracetamol se me pasaba… pero en esta ocasión, dado los virus que acechan a la población últimamente, ha sido peor.
Cinco días en cama arrastrándome por la casa con 38,5 de fiebre sin poder hacer absolutamente nada. Ni siquiera podía ver una película, escuchar un podcast y mucho menos leer. Llegó un punto en el que me encontraba enredada entre mi nórdico transitando mi cuerpo como si de un camino largo y serpenteante se trataba. Estuve permitiéndome poner atención a cada sensación que recorría mis venas. Cada pensamiento que llegaba a mi mente y cada sudor depositado en intentar alcanzar algo de tregua para conciliar sueño o poder encontrarme algo mejor.
Han sido días en los que he hecho un Mindfulness en toda regla, vamos. Y a toro pasado, aún recuperándome de la tos y de todo lo que arrastro de medicación, cansancio y sensibilidad, os diré que ha hecho un clic en mi cabeza.
Hoy, he dejado a Leo en le colegio y me he ido a pasear. Es curioso como cuando llego a un extremo de estrés máximo, mi cuerpo y mente siempre me piden CALMA. Y la calma siempre me lleva al mismo lugar: EL MAR.
Recurro al mar con frecuencia, en mi mente, en mis tardes de desconsuelo, en mis sueños… es algo que forma parte de mi y no sólo por ser del Levante. Es algo mucho más profundo y mágico. Y allí, entre las olas del mar con el sol en la cara y escuchando a las gaviotas pasar por mi alrededor, lo he visto. Me he visto a mi llegando de Madrid y recorriendo cada calita alicantina prometiéndome a mi misma que jamás volvería a caer en el estrés. Y que en caso de que ocurriese, tomaría decisiones acorde a lo que estuviese sintiendo en ese momento.
He de reconocer que soy de acciones rápidas. No me gusta alargar las agonías mucho tiempo y si veo que estoy sobrepasándome, tomo cartas en el asunto y acciono con rapidez. Pero también soy de las que necesita tomar decisiones pensadas y nada a lo loco. Cosa que creo que es lo lógico y necesario. Pero aquí estoy, tomando decisiones una vez más para canalizar todo lo que me ha estado pasando en el 2024 cada vez que paraba un poquito.
¿Por qué os cuento esto? Porque siempre trato de hacer ver a los demás, lo importante que es escuchar al cuerpo, a la mente, a las señales, a las indicaciones que te van guiando a lo largo de los días haciéndote ver que la salud y el tiempo es lo más importante. Que el dinero se recupera, que lo material se compra, que la diversión y el disfrute se adquiere…. pero todo eso es banal cuando no tienes tiempo ni salud.
Así que, tras estos días en constante “dejarme llevar por las sensaciones”, continúo tratando de mostraros que al igual que cuando estás metida en la cama observando como tu cuerpo lucha contra los virus que se han colado en él, cuando no existen esos virus la vida continúa y tu cuerpo requiere ser cuidado. Tu mente requiere ser cuidada. Y si no haces caso a tus emociones y hacia donde quieres dirigirte. Si no te rindes hacia lo que tú misma te estás pidiendo a gritos. La vida ya se encargará de pararte los pies y de decirte de una forma más brusca, que por ahí NO ES.
¿Qué es con lo que te quedas de todos estos días de vacaciones navideñas?
SED HONESTAS. ¿CON QUÉ OS QUEDÁIS?
No postergues más tu felicidad. No postergues más alcanzar lo que realmente estás pidiéndote cada día. Ya son algunas que han empezado el año cuidándose y priorizándose. Abro pocas plazas para sesiones, así que, si tú quieres ser la siguiente que comience a dar esos pequeños pasos… PINCHA AQUÍ ABAJO.
SI QUIERES EMPEZAR POR ALGO, EMPIEZA POR TI
¡Feliz día!
Pues yo me quedo con la mejor forma de cerrar un año de crecimiento, aprendizajes y logros y no podía ser mejor que teniendo mi sesión de coaching con mi queridísima Lucía Lorente y finalizando una joya de libro de la que me quedaba poquito…el libro de María de Mondo “La opinión de los demás está de más”…
Comienza un año, la gente hace listas interminables de propósitos que muchas veces se quedan sin cumplir, a medias o solo en el intento…pero me encantó la idea de Maria Fornieles de empezar el año con una palabra o dos que cobren significado especial para nosotros, y que nos acompañen a lo largo de él en cada situación que experimentemos y regresar a ellas para recordar lo verdaderamente importante. Para mí al final son el eje y motor que me ayuden a regresar a mi centro para poner foco…Mis escogidas para este 2025…siguiendo la línea de la “calma” que mencionabas son: CALMA Y CONFIANZA. Calma porque es el punto que alcancé en mi proceso de este año 2024, que ha hecho que todo fluya y dé fruto y confianza porque es algo que me cuesta, que tengo que seguir trabajando pero que es muy necesaria para seguir avanzando!!! Bienvenido 2025…a seguir creciendo!!! 🙌🙌✨✨