VALENCIA, TE ABRAZO
La newsletter de hoy va a ser un podo diferente.
Quisiera comenzar haciendo hincapié en lo profundamente triste que me siento por todo lo ocurrido a tan solo una horita y poco de mi casa. Es increíble y parece una película de terror.
Tengo el corazón encogido desde que me enteré de lo sucedido y es mucho el trabajo que queda por delante, tanto a nivel material, físico, como psicológico. Sin duda alguna, es un golpe del que va a costar mucho recuperarse.
Me siento profundamente agradecida por la cantidad de personas que se han volcado solidariamente en ayudar a los pueblos afectados… y también profundamente decepcionada con la actuación de las diferentes autoridades políticas y su malísima gestión. Además, de aquellas personas que han saqueado supermercados, casas, comercios… sin importarles lo que eso suponga aventurándose a actuar de esa manera tan lamentable.
Como siempre digo, en estos casos se puede observar el lado más generoso, bondadoso y amoroso del ser humano, pero también el más detestable. Es una pena pero también una realidad. Y ahí es cuando me reafirmo en que tenemos que trabajarnos mucho a nivel personal para que ese tipo de actuaciones no nos dejen con mala energía y nos acurruquemos hacia ese otro lado que nos hace creer en las personas y confiar en que siempre hay gente buena que está dispuesta a echar una mano.
Así que, en esta charla, sólo puedo deciros que dado cómo esta situación nos está afectando a todos/as, me limito a enviar sólo mi luz a todas aquellas personas que están sufriendo, que han perdido a algún ser querido y que están trabajando sin descanso para poder recuperar sus hogares e intentar volver a la normalidad aunque eso sea muy complicado hoy por hoy. Porque sin duda, esta situación de un modo u otro, causará huella difícil de borrar.
Y pienso, cuando escribo estas palabras que las estoy diciendo sabiendo que esto podría habernos ocurrido a cualquiera de nosotros. Desde esa noche en la que escuchaba truenos como si el mundo se fuese a acabar hasta hoy, no paro de pensar que un día te levantas para ir a hacer la compra y no vuelves, o te topas con que tu vida ha cambiado 180 grados. Y todo en unos pocos minutos.
Con esta pena tan tremenda pero orgullosa de nuestro pueblo, me despido con un enorme abrazo a todas y cada una de las personas que está sufriendo, a todas y cada una de las personas que está ayudando, a todos/as los/as profesionales que trabajan sin descanso para solventar la situación lo mejor y antes posible dentro de la desgracia… y confiando en que esto, una vez más, sea el paso para que NUNCA MÁS vuelva a ocurrir nada parecido.
Os abrazo muy fuete.
Nunca una frase tuvo tanto sentido “LA UNIÓN HACE LA FUERZA”.
Saldremos de ésta gracias a las almas bonitas que se vuelcan para conseguirlo.